Fin de fiestas
Bueno, ya estoy aquí de nuevo. San Lorenzo ha terminado y con él vuelvo al mundo virtual. Llevo mayormente desconectado toda esta semana, de modo que a ver si me pongo al día cuanto antes.
De vez en cuando echaba un ojo a algunos blogs, pero poco, porque apenas paraba en casa. Dormir, salir, el rollo de siempre...
Pese haber pasado un frio del carajo, habernos perdido los danzantes y la despedida, me lo he pasado de puta madre. Hago recuento y tengo buenos momentos y anécdotas que contar. Han sido unas buenas fiestas.
Tengo que destacar el día en que me encontré un cono por la calle y me lo puse en la cabeza y me fui por las peñas. Al poco rato me cruzo con un desconocido que me dice: ¡Tio, cómo mola tu cono! Te lo cambio por mi gorro. Evidentemente accedí sin dudarlo. Ese cono le habria costado 3 euros y media hora de regateo. Yo el cono lo cogí del suelo. Poco después vi otro cono, guardé mi gorro, y volví a ponérmelo en la cabeza. No tardó en venir otro pringado a ofrecerme el mismo cambio. Este segundo gorro se lo di al amigo con el que iba y, dándonos cuenta del negocio que teníamos ante nosotros, fuimos raudos a por más conos para seguir cambiando. Desgraciadamente no resultó. Tras tres cuartos de hora yendo de gorro en gorro ofreciendo un cambio al propietario nos quedamos las ganas de un tercer gorrito. Evidentemente sólo había dos primos en todas las peñas, pero al menos ya habíamos dado con ellos.
También me gustó mucho en el concierto de Siniestro Total. Temíamos que tocaran canciones nuevas, pero como es natural saben que eran grandes antes, de modo que casi todo lo que cantaron eran sus grandes éxitos. Julián y el resto se lo curraron de puta madre. Lástima que fuera el único jodido concierto sin teloneros y llegáramos demasiado tarde, no obstante estuvieron mucho rato tocando y llegaron a salir hasta 4 veces por los clamores del público una vez ya habían encendido las luces y parecía que se iban definitivamente.
Un gran descubrimiento en este San Lorien han sido los kebabs de Telepizza. Antes de nada he de decir que odio esa empresa. Las pizzas son malas, pequeñas y caras. Creo que llevaba orgullosamente desde 4º de E.S.O. sin probar una hasta que no me quedó otra el año pasado con unos de mi residencia. Y no pude quedar más descontento, demasiado rato esperando y pagar todo lo que pagamos por esa mierda que te deja con hambre no sale rentable.
Sin embargo, una amiga que está trabajando ahí durante el verano, trajo un día que salía de trabajar un kebab para cenar. Como no podía con todo nos dio a probar y estaba tremendo. Yo había probado alguna vez los kebab turcos, esos que cortan de un trozo de carne clavado en un palo vertical. Quedan como una hamburguesa. Sin embargo estos otros —que según un amigo eran más bien griegos— eran distintos. Parece ser que los hacen con media pizza mediana y salen dos porciones. Por lo visto hay varios tipos de relleno pero el que yo probé era de pollo con queso de cabra. También incluyen todos lechuga, cebolla y tomate. Que cosa más buena. Cuando lo probamos con otro amigo decididmos tomarnos uno al día siguiente. Como no pudimos tomárnoslo por la tarde, lo hicimos nada más cenar. Cenamos en un chino y cogimos poco para todos los que estábamos, así que nos quedamos con algo de hambre. En realidad yo tampoco tenía casi hambre, y de hecho me costó terminarlo, pero era simplemente gula. Realmente os recomiendo probar uno de esos. Cuestan siete euros las dos porciones, de modo que con un amigo por tres euros y medio tienes para una merienda, almuerzo, recena...
Con lo que yo odiaba Telepizza... en fin, algo bueno tenían que hacer.
En fin, creo que esto es lo más destacable que me ha pasado para contar por aquí. También queda lo de los posters, pero eso merece entrada aparte. Bueno, y por supuesto, que conocí al tipo más huesqueta y laurentino del mundo, al cual desde ahora guardaremos sentido homenaje en el grupo de amigos. Qué tio más grande.
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