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28 de enero de 2008

50 aniversario de LEGO


Ya que hace poco recopilé unos cuantos vídeos de LEGO's no puedo evitar hacer referencia a que hoy es el 50º aniversario de estas famosas piezas. Como dicen ahí, es el quincuagésimo aniversario desde que las piezas son de plástico, pues las originales de madera cumplirían ahora 74 años.

Me encantan los logos con los que se maquilla Google cada fecha que les parece lo suficientemente importante como para homenajear su aniversario. Y sobre el logo, y dejando a LEGO, merece especial mención cómo lo aprovechó inteligentemente el uno de enero para hacer bastante dinero. Menuda idea brillante.

25 de enero de 2008

Conclusiones sobre la supuesta carta de Jean Jaurès a su hijo

He partido de las siguientes premisas de los diversos sitios en los que estaba colgada la supuesta carta de Jean Jaurès:

  1. Todas las referencias a la carta parecen proceder de la revista Noticias Obreras, núm. 1.371 (1-11-2004/15-11-2004), pg. 40.
  2. En todos los casos se afirma que el texto fue citado por Antonio Pildain (qué más tarde se convertiría en Arzobispo de Canarias), canónigo y diputado de las Cortes Constituyentes durante una sesión el 1 de marzo de 1933, y que la carta fue entregada a los taquígrafos de las Cortes.
  3. La carta original pareció ser publicada por Jean Jaurès en su propio periódico, L'Humanité, en una fecha que se desconoce.
Todo esto se repite en la mayoría de artículos, pero citaré dos cualesquiera como fuentes de información: Asociación Presencia Cristiana y ARVO.

En la revista cristiana Iglesia Viva, en el número 219 del tercer trimestre de 2004, está la carta en formato PDF, e incluye una anotación al final buscando, como yo, la veracidad de su autoría. Copio la anotación íntegramente:
El diputado y canónigo Antonio Pildain —que sería nombrado obispo de Canarias el 23 de mayo de 1936— aportó este texto, que hizo adjuntar al acta de la sesión, durante la polémica discusión de la Ley de Congregaciones que defendía el gobierno y a la que se oponía la derecha en bloque. Este debate puede consultarse en una página Web: www.segundarepublica.com/republica/documentos/516.htm (link corregido). De la carta presuntamente publicada en L’Humanité no hemos encontrado ningún rastro en las obras de y sobre Jean Jaurès. Sí que hay referencia a la “sorpendente historia de la primera comunión de la hija de Jaurès” que aducía el antiguo Partido Socialista Obrero Revolucionario como motivo para retrasar entre 1902 y 1905 la unidad total del socialismo francés (Véase Daniel Ligou, Histoire du Socialisme en France 1871-1961, PUF, Paris 1962, p.157). Pero en 1902 su hijo tenía sólo 4 años. Y este hecho lo encuadra Leon Trotsky así: “Familia burguesa, universidad, matrimonio burgués, hija que la madre induce a la comunion...” (Kievkaia Mysl, 17 de Julio de 1915). Estas referencias dan cierta plausibilidad a la carta, aunque extraña que tras la polémica de la comunión, cuando ya era líder del partido, escribiera una carta así en L’Humanité entre 1905 y 1914 y no conste en la historia ni la carta ni la presumible reacción. Iglesia Viva.
La dirección en cuestión a la que envían no existe actualmente (supongo que remodelarían la web). Como indican ahí, resulta muy extraño que no haya información actual sobre la publicación de la carta ni las reacciones, pero dado el comportamiento con su hija (a la que hizo comulgar) sería muy plausible que la carta fuera real.

En la página Segunda República se pueden obtener textos de diversas sesiones de las Cortes (y otros artículos de la época), pero no he encontrado el citado antes de Pildain el 1 de marzo (está pero lo comentaré más adelante). Sin embargo, hay un Discurso sobre el Proyecto de Congregaciones Religiosas de Margarita Nelken con fecha 1 de marzo de 1933 en el que habla de la intervención de Pildain días antes en la Cámara sobre la francesa Ley Combes (más información sobre la misma en ArteHistoria y la wiki inglesa). Copio la parte de la alocución de Margarita Nelken, más con la intención de reflexionar sobre lo que dice —aprovechando el tema— que de documentarnos sobre el problema que nos ocupa:
El otro día el Sr. Pildain pronunció aquí un discurso que yo no tuve la fortuna de oír, pero que he tenido el placer de leer, y no ve S.S. en estas palabras el menos retintín; digo el placer, porque estamos tan poco acostumbrados a que elementos del sector del Sr. Pildain se pronuncien con esa mesura y esa elevación de tono, que es una verdadera fortuna que alguien como S.S. se produzca de esta forma en los debates. Pero el Sr. Pildain, que habló aquí elocuentemente de lo que sucedió en Francia cuando la discusión de la ley Combes, y citaba palabras de Waldeck-Rousseau, olvidó un pequeño detalle, y es que la discusión de la ley Combes en Francia, aquella máxima tolerancia a que aludió su señoría, tuvo lugar más de un siglo después de la gran revolución. Es un detalle, al parecer sin importancia; pero es lo cierto que en Francia se ha podido y se puede ser hoy muy tolerante, porque se empezó por ser de otro modo muy distinto. En Francia no hay un señor sacerdote que se atreva a evantarse en una Cámara, ni en ninguna parte, para decir algunas cosas tan distantes de todo sentimiento humano como las que aquí hemos oído a veces; porque aquí, cuando la secularización de cementerios, hemos escuchado a un señor sacerdote protestar que los huesos de un católico hubieran de reposar junto a los huesos de un descreído. Yo creía, la verdad, que para un creyente, de cualquier religión que fuese,lo que importaba después de la muerte era el alma y no los huesos. Y aquí hemos oído a ese mismo señor sacerdote protestar de que se quisiera equiparar ante la ley a los niños nacidos dentro y fuera de legítimo matrimonio. Ante esto yo me pregunto si no estaremos equivocados los que recordamos las palabras: «Dejas a los niños que vengan a mí.» Por lo visto, Cristo dijo: «Que vengan a mí los de legítimo matrimonio y los demás que se mueran de hambre.»
Esta parte del discurso respondiendo al Sr. Pildain comienza en la página once, pero recomiendo la lectura de todo lo que sigue hasta el final (tan sólo son catorce páginas) por lo brillante de la intervención de esta política. Lamentablemente la mayoría de cosas a las que alude siguen siendo habituales aquí hoy en día.No he leído el comienzo, pero ha de ser igual de bueno; a ver si saco tiempo y le doy un vistazo porque seguro que merece la pena.

Hay también, otro artículo de una sesión también el 1 de marzo de 1933 titulado ¿Qué derechos —propiedad, educación— tienen las Congregaciones religiosas? En el que discuten Albornoz, Carrasco, Formiguera y Pildain, y que éste último contesta, entre otros, a la alocución de Margarita Nelken citada anteriormente y, donde por fin, aparece una referencia a la carta de Jean Jaurès. Éste debe ser, pues, el Diario de Sesiones mencionado arriba, pero ya en su nueva dirección y que aparece casi al final. Copio el fragmento en el que introduce la carta de Jaurès:
voy a permitirme terminar esta intervención de hoy recordando una carta de Jaurés, Sres. Diputados, porque el Sr. Ministro aludió a un texto de Jaurés que acaso estuviera en contraposición con otro texto del mismo que yo le citaba. ¿En cuál de esos textos era más sincero el elocuente socialista francés? Señores Diputados, yo creo que vosotros podéis dilucidarlo mejor que yo. Creo que hay una piedra de toque infalible para juzgar de la sinceridad de un autor o de un orador, y es el alma de su hijo. Cuando un padre no se atreve a aplicar a su hijo la doctrina que enseña o que predica, es que esa doctrina no es producto de la sinceridad, es una plataforma política.

Pues bien, Sres. Diputados, el hijo de Jaurés pidió a su padre permiso para no estudiar Religión en el Instituto Francés en que cursaba el bachillerato. Porque es de advertir que hoy día, hoy, en el año 1933, no solamente se estudia Religión en el Bachillerato en Alemania, en Inglaterra, en Holanda, en Bélgica, en los Estados Unidos de América, en todas esas grandes naciones en cuyas Universidades no sólo no puede entrar nadie a cursar ninguna carrera sin haber dado primeramente pruebas suficientes de conocer a fondo la religión que profesa, sino que, además, no puede salir de la Universidad ninguno ni como ingeniero, ni como arquitecto, ni como médico si no demuestra previamente el conocimiento que posee de la Biblia y de su religión. Pues bien, hoy se estudia no solamente en esas grandes naciones la Religión; hoy se estudia y figura la asignatura de Religión como obligatoria en el programa del Bachillerato francés, y hace falta una declaración expresa del padre pidiendo que no la estudie su hijo (porque al padre es al que le corresponde juzgar y al padre es al que le corresponde dirigir la instrucción del hijo); hace falta una declaración expresa del padre pidiendo que su hijo no curse Religión. Y el hijo de Jaurés pidió a su padre este permiso, y Jaurés le escribió aquella carta que no voy a reproducir aquí porque no tengo la memoria suficientemente fiel para recordarla; pero que la voy a entregar a los taquígrafos para que figure a continuación de esta modesta intervención mía; aquella carta en que decía Jaurés:
[lee la carta entera, o la mayor parte de la misma]

Ésta es toda la información que he conseguido recabar sobre el suceso. Respecto a Jean Jaurès hay muy pocas páginas en español y en inglés no he encontrado nada destacable. Y aquí acaban mis pobre conocimientos de otros idiomas. He consultado a una amiga que ha recorrido varias páginas en francés (dónde debería haber más información) y tampoco ha conseguido leer referencias sobre la carta. Lo más relacionado es una cita de Jaurès en un discurso que decía lo siguiente: «¿Cómo el niño podrá estar preparado para ejercer sin miedo los derechos que la democracia laica reconoce al hombre, si no se le permite ejercer de una forma laica el derecho esencial que le reconoce la ley, el derecho a la educación?». Cita que no casa demasiado con el contenido de la carta.

En conclusión, parece ser que el único documento serio en el que se hace referencia a la carta pareció ser la intervención del Obispo (por entonces aún no lo era) y diputado Antonio Pildain en las Cortes Constituyentes el 1 de marzo de 1933. Por lo que deberemos fiarnos de su buena fé (toma juego de palabras) para creer en la veracidad de dicho escrito.

Personalmente me parece bastante sorprendente que sólo haya referencias en español, pero no veo demasiadas incompatibilidades (aunque las citadas al comienzo por Iglesia Viva merecen la atención) para poder determinar con seguridad que la carta no pertenece a Jean Jaurès, de modo que por ahora deberemos conformarnos con esta hipótesis.


Extra: Artículo de Trotsky sobre Jean, tres años después de la muerte del último. No he llegado a leerlo, pero quizás arroje más información sobre los ideales de Jaurès.

Sobre la enseñanza de la religión

Me llegó hace pocos días un correo electrónico que comencé a leer y que me pareció interesante, así qude dejé su lectura hoy, pues tenía examen al mediodía. El correo en cuestión es una carta supuestamente firmada por Jean Jaurès, un importante político del socialismo francés de finales del XIX, que consiguió reunir bajo su liderazgo a los socialistas franceses, formando la Sección Francesa de la Internacional Obrera. Jean Jaurès murió asesinado días antes del comienzo de la I Guerra Mundial por su posición pacifista contraria a la misma.

He tratado de contrastar la información, pues lamentablemente estos correos reenviados no suelen traer nada más que mentiras, pero lo único que he llegado a encontrar es el mismo texto con la misma información sobre el político en diversas webs, o información sobre el mismo sin mencionar en ningún momento la carta, o la carta por sí sola; pero no ambas cosas en un mismo documento. Por lo tanto no me atrevo a afirmar categóricamente que es una información real (aunque imagino que lo es), pero aún así merece la pena leerla y reflexionar sobre ella pues lo que nos importa es el contenido.

En ella el autor, reconocido ateo, niega a su hijo un justificante que le eximiría de cursar la asignatura de religión en su colegio. Los argumentos son obvios y lógicos, dado que un hombre, para su formación completa, requiere conocimientos en todas las áreas, y la religión cristiana es fundamental para comprender toda la civilización occidental desde el nacimiento de Jesús. También afirma que es necesario este conocimiento para disfrutar plenamente de la mayoría del arte y literatura desde el medievo al Renacimiento, así como para poder discutir sobre temas religiosos sabiendo lo que dice.

Por supuesto no puedo estar más de acuerdo con estas reflexiones; pero esta carta he podido comprobar que es utilizada por sectores cristianos para hacer una defensa de la asignatura de religión en las escuelas españolas, dado que el autodenominado gobierno socialista actual —nada en absoluto que ver con el socialismo que profesaba Jean Jaurès— se planteó la eliminiación de la asignatura en el próximo plan de estudios que analfabetizará más aún a las nuevas generaciones hasta que decidan cambiarlo por otro peor.

Desde luego que es necesario un conocimiento de la religión, pero no sólo del cristianismo católico, sino de las más posibles, pues son unas creencias que han estado ligadas al comportamiento humano de todas las civilizaciones. Está claro que se debe profundizar más en ésta, pues es la que nos toca más cerca —del mismo modo que hemos de estudiar los mapas físicos y geográficos españoles con mayor detalle que el resto— pero siempre desde una perspectiva exterior y razonando.

Estoy seguro de que el propio Jean Jaurès tenía en mente una educación sobre la religión así, la cual es muy contraria al adoctrinamiento propio de una clase de religión. Precisamente, un estudio algo más serio del tema se da en la asignatura alternativa, en la que Historia de las Religiones supuesatmente es el temario del curso (aunque yo sólo en 3º de la ESO lo toqué, el resto de años de mi vida académica he estado viendo películas).

En lugar de pegar aquí la carta, por su extensión, dejo un par de vínculos con el contenido de la misma. Pertenecen a webs cristianas que, como dije al principio, parece ser que utilizan el texto como defensa de la enseñanza de la religión: la carta en Asociación Presencia Cristiana y en Camineo. Este último vínculo tiene unos cuantos comentarios apoyando la carta con condiciones, de forma similar a como lo he hecho yo.

Ahora estoy tratando de verificar la autenticidad de la carta desde diversas webs y fuentes, si encuentro algo concluyente lo pondré más tarde.

1 de agosto de 2007

La poesía del Universo

Hoy he terminado Hace unos días terminé de leer La poesía del Universo (vaya vínculo del paleolítico, ¿no? mejor os pongo el clásico de Amazon, que es el link "oficial" en toda la blogosfera —aquí uno más actual en español—), de Robert Osserman, libro que descubrí casualmente en una estantería de la Biblioteca Pública de Huesca que suelen dedicar a diversas temáticas cada dos semanas.

El caso es que, ha sido un gran descubrimiento, pues no tenía ninguna referencia ni recomendación al respecto y me ha encantado; es un libro que recomiendo desde ya a cualquier persona que tenga un mínimo interés sobre la ciencia y quiera saber cómo han influido los diferentes avances matemáticos en ella.

Fundamentalmente es un libro que se centra en el estudio de la medida y la representación (proyección): en principio de la Tierra y finalmente del universo.

Comienza con el desarrollo de la geometría —que no significa otra cosa que la medida de la Tierra— por los griegos y cómo influyó para determinar su tamaño y suponer su forma, así como para hallar la posición en el globo gracias a un simple palo y su sombra proyectada.

Buscando referencias en google he encontrado un blog con título homónimo al del libro, y que en un rápido vistazo sin llegar a leer ningún post tiene buenísima pinta, siguiendo el espíritu del mismo. Un repaso a los titulares en portada nos muestra los siguientes temas: Energía, entropía y dirección del tiempo, La aparición de la vida, Atractores caóticos, ¿Por qué once dimensiones?, ¿Qué son las dimensiones?, Supersimetría y supergravedad. Todos ellos con sus correspondientes entradas tochas, tal y como merecen estos temas para poder simplemente empezar a dar una idea general sobre ellos.

Si os interesa echar un vistazo al libro antes de buscarlo por ahí, en amazon tenéis las 22 primeras páginas (en inglés eso sí) disponibles para leer gratuitamente.

Antes de devolverlo hice una lista general de los temás más interesantes que trata para no retener el libro hasta que sacara tiempo para escribir la entrada. Habla de:
— Pitágoras (siglo VI a.C.), Euclides (y sus trece libros que componen los Elementos, Eratóstenes (cálculo del tamaño de la Tierra con el gnomon) y razones por las que los griegos pudieron deducir la esferidad de la Tierra (horizonte, ecplipses, constelaciones en diversos puntos...);
— Gnomon (un triste palo con que servía de brújula, marcaba los solsticios —con lo que se podía medir el año—, y determinaba el momento del punto máximo del Sol);
Pi (aunque extrañamente apenas se detenga en él);
— Al-Jwarizmi (el padre del Álgebra) y aceptación completamente normal de la esferidad de la Tierra en los países islámicos del siglo IX en contraposición con las ideas occidentales de que era plana;
— Cristobal Colón (para entonces se tenía claro que la Tierra era redonda, de lo que tenía que convencer para que patrocinaran su empresa era de que su tamaño era suficentemente pequeño como para cruzarla hasta Asia);
Proyecciones terrestres (aquí se extiende un buen rato en explicar diferentes proyecciones, con sus distorsiones, ventajas y usos. También explica que una esfera no puede representarse sin perder alguna carácterística básica en un plano, como desmotró Gauss en su día);
— Gauss (El Hombre. Por supuesto le dedica un buen cacho de libro, pues hay demasiado que contar. Sus aportaciones a la cartografía, la geodesia, la astronomía, la física... Especialmente reseñan su teoría para comprobar la curvatura positiva, negativa o nula de la Tierra plantando cientos de árboles en forma matricial y comprobando si se van acercando, separando o se mantienen igual);
— Llegados a este punto ya entra de lleno en las geometrías imaginarias (desde la hiperbólica y la parabólica a las de Lambert, Beltrami, Poincaré o el espacio-tiempo de Lobachevski y el espacio curvo de Riemann);
— Salto de escala al universo (aquí ya aplica los conceptos analizados en la cartografía terrestre para tratar de representar el universo conocido);
— Hubble (expansión del universo, línea temporal);
— Formas del universo (hipotéticas, por supuesto, y cómo varíaria su tamaño temporalmente);
— Relatividad (cómo Einstein se valió de conecptos de Riemann y de Minkowski para elucubrar sus teorías);
Fractales (Muy de refilón, para hablar de las dimensiones fractales y posibles teorías de un universo siguiendo patrones fractales).
— Y algunos otros temas y típicas anécdotas de ciéntificos, como cuando Newton enunción la gravedad y la tacharon de física de brujería.

En fin, una lectura harto interesante y que recomiendo a todo el mundo. Está aderezada con citas sobre ciencia al inicio de cada capítulo, dónde leí la de Feynman de hace un par de días.

Veo que he hablado en el blog de tres de todos estos temas que abordo aquí, a ver si me voy animando y me extiendo con alguno, pues son temas muy curiosos. Ahora me estoy leyendo el ensayo con el que Benoït Mandelbrot mostró al mundo la geometría fractal en 1975 (bueno, una reedición diez años posterior), así que proximamente escribiré la una nueva entrada sobre el tema que prometí hace seis meses, pero esta vez con una visión más madura de los fractales que la expuesta entonces.

26 de julio de 2007

Tortilla española sin patatas ni huevos

Esta semana llegó a mis manos la edición de este mes de la revista Muy Interesante, que durante secundaria seguía asiduamente y con gran ilusión en la biblioteca de mi instituto. Ésta, y la QUO son dos revistas que sólo te gustan y crees en ellas cuando eres un chaval. Una vez dejas la adolescencia a un lado te das cuenta de que no son mas que artículos pseudo-científicos muy llamativos y amenos, pero poco más. Algo así como la prensa amarilla de la ciencia, o al menos ese concepto tengo de ellas hace ya un buen tiempo. Sólo hay que ver los titulares de este mes: Podremos cumplir los 500 años, Persia contra Grecia: la I Guerra de ls Mundos, ¡Nos invaden los ciberbichos!, Biocombustibles... anuncios con mucho gancho, pero más alarmistas/esperanzadores y especulativos que otra cosa. Pero bueno, es una simple opinión, no vaya a venir aquí algún talibán a tacharme de prejuicioso y bla, bla bla.

Sin embargo, como cuando voy a liberar rehenes tengo que llevar algo para leer y no teníamos otra cosa, me la he ido leyendo estos días y he encontrado una cosa realmente curiosa y es la preparación de una tortilla sin patatas ni huevos.

Según afirman en el artículo, en el año 1937 en plena Guerra Civil —os aseguro que he conocido mucha gente que no sabría qué cojones estaba pasando entonces, y en la universidad oiga— un huevo en Barcelona costaba 12 pesetas, y el sueldo de un maestro estaba en las 300. Con un precio así, jodido lo tenía la gente para almorzar un par de huevos fritos como dios manda; y parece ser que las patatas —comida barata por excelencia— también andarían de buen precio, alguien ideó una receta para simular una tortilla de patatas y tener algo que llevarse al buche.

Según indica Ignacio Doménech en Cocina de recursos, las patatas se crean a partir de naranjas de corteza gruesa a las que se corta la parte blanca en láminas. Estas se echan en agua durante tres horas para quitarles el sabor. Luego se escurren, se salan y se fríen con cebolla picada. Para sustituir el huevo se prepara un plato frotado con un diente de ajo, se ponen cuatro gotas de aceite, sal, cuatro cucharadas de harina de trigo, una cucharadita de bicarbonato, pimienta blanca, diez cucharadas de agua y se bate hasta que no queden grumos. Se deja reposar diez minutos y se añade para cuajar la tortilla.
En el artículo hablan acerca de otras peculiaridades culinarias, pero no me llaman la atención como ésta. De todos modos me sorprende que puedan permitirse cebolla y ajo y no unas patatas; aunque desconozco la diferencia de precio actual —y por supuesto de entonces— de estos alimentos.